A veces la música es cuestión de actitud. Y The Joy Formidable saben jugar muy bien a esto. El álbum debut de este trío galés es una declaración de intenciones, un disco impulsado por las guitarras poderosas en contraste con la voz queda y pausada de Ritz Bryan. El sonido de esta banda está a medio camino entre el indie rock, el grunge o el postpunk, siempre con la intención de confundir y remover las sensaciones. Escucharlos es como hacer una sauna y zambullirse en una piscina de agua helada después.
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